Para escribir un relato o utilizar el Storytelling con fines de marketing, debemos recurrir a la estructura en tres actos de planteamiento, nudo y desenlace. ¿Por qué? Porque es lo que funciona.
Si tu objetivo es persuadir o convencer a un público determinado sobre una idea concreta, mi recomendación es que uses esta estructura. Las películas comerciales de Hollywood se basan en estos tres actos precisamente porque funcionan. En cambio, las películas independientes cuyo fin es artístico pero no comercial son las que se permiten saltársela.
Y tú, ¿tienes un fin comercial (vender más, conectar con tus clientes, incrementar la fidelización a tu marca…) o artístico?
Debemos tener en cuenta que, cuando no planificamos correctamente los relatos alrededor de nuestra marca, la efectividad del mensaje principal disminuye. Nuestra productividad también es menor, ya que tendremos que trabajar más horas para obtener un mismo resultado. Si no logramos corregirlo a tiempo, no conseguiremos enamorar a nuestra audiencia.
En el storytelling empresarial, es importante que ninguno de estos elementos fallen. Por esa razón, en este artículo te enseñaré a establecer una buena estructura para tu historia.
Planteamiento, nudo y desenlace para tu relato de marca
Aristóteles tiene mucho que enseñarnos a los profesionales del marketing de contenidos. A pesar de tener más de dos mil años, sus estudios sobre retórica continúan vigentes.
Concretamente, en su Ars Poetica estableció que los relatos debían estar divididos en tres actos: el principio, el medio y el fin, eso que hoy en día llamamos planteamiento, nudo y desenlace.
Toda novela, película o, incluso, álbum de música que pretenda contar una historia se estructura de este modo. Gracias a ella, logramos cautivar la atención de nuestra audiencia y conseguir, entre otras cosas, que no abandone nuestro relato.
Si todas las artes narrativas utilizan los tres actos, ¿cómo no le vamos a dar uso en el storytelling empresarial? Contamos historias para seducir a nuestro público objetivo: hagamos, entonces, lo posible por no aburrirle.
Planteamiento, principio o introducción
El primer acto de todo relato sirve como introducción para la audiencia. Es el momento de presentar a nuestro protagonista, su objetivo y el contexto en el que se desarrolla. Esto incluye la atmósfera y el resto de personajes del esquema actancial que resulten relevantes para nuestra historia. Dentro de este primer acto, tienen lugar el detonante y el primer punto de giro, que marcarán el devenir de la narración.
El detonante tiene lugar cuando cambian las circunstancias del protagonista, provocando que este reaccione y emprenda su marcha en dirección a su objetivo. En la película Mas Extraño Que La Ficcion, por ejemplo, el detonante tiene lugar cuando Harold Crick se hace consciente de la voz en off.
El primer punto de giro da final al primer acto del relato y tiene como objetivo dar un vuelco a la historia, por lo que lo aconsejable es que sea inesperado. La situación cambia para el protagonista y, también, su objetivo. No quiere decir que el objetivo final del relato desaparezca, sino que el personaje debe hacer frente a un objetivo diferente primero. Para alcanzarlo, debe enfrentarse a una serie de retos y obstáculos. Es lo que en la teoría narrativa se conoce como conflicto.
En este primera parte, hemos tenido que establecer el pacto con el espectador. Si en el primer acto no hemos logrado convencer a nuestra audiencia de las reglas de nuestro relato, ya no lo conseguiremos. También hemos tenido que llamar su atención. De otro modo, probablemente ni siquiera espere al primer punto de giro para marcharse.
Nudo, medio o desarrollo
En el segundo acto del relato es donde aparecen los obstáculos a los que tendrá que hacer frente el protagonista si quiere alcanzar su objetivo final. Por lo general, debe emprender un viaje (interno o externo) que lo llevará a un momento de catarsis en el acto final. En el nudo es donde tienen lugar la mayoría de los acontecimientos y donde se desarrolla el conflicto. En un relato más complejo, además, tienen lugar las tramas secundarias y que, idealmente, deben estar relacionadas de modo alguno con la principal.
Lo que caracteriza a esta segunda parte es la progresión dramática, que debe ir de menor a mayor. Como resulta lógico, no tendría sentido que el protagonista se enfrentara primero a un león para después vérselas con un tierno gatito. La coherencia debe marca esta progresión, que hará que el protagonista madure.
Su final se produce con la llegada del segundo punto de giro, que da lugar al desenlace. Con este punto de inflexión, el protagonista vuelve a recuperar su objetivo inicial. Sin embargo, su actitud ya no es la misma: ha evolucionado, ha crecido y, ahora, cuenta con más y mejores herramientas para hacer frente al acto final. Lo vemos claramente en la película de El rey león: Simba quiere ser rey en el primer acto por puro divertimento. Sin embargo, cuando cree que su padre ha muerto por su culpa (primer punto de giro), decide desaparecer. Su objetivo es no hacer daño a nadie más. Cuando se encuentra con Nala en la selva (segundo punto de giro), ésta lo convence de lo contrario. Su objetivo vuelve a ser convertirse en rey, pero esta vez su motivación es la responsabilidad.
Desenlace, fin o conclusión
En el tercer acto, existe un sentimiento de urgencia. Todo el tiempo del que hemos disfrutado en el nudo, desaparece en el desenlace. El protagonista debe enfrentarse a su mayor obstáculo si desea alcanzar su objetivo. El momento de clímax y catarsis se produce cuando el protagonista llega al punto álgido de la historia y descubre la moraleja del relato. Con él, se produce también la catarsis en la audiencia, que descubre al fin la premisa de la narración. Aristóteles la definía como la purificación del público a través de la piedad y el terror.
Para que así sea, el clímax debe constituir el culmen y estar a la altura de la progresión dramática que hemos establecido. Si aquí no tienes a tu audiencia con los ojos abiertos de par en par y con el corazón encogido, es que algo has hecho mal. En el storytelling empresarial, es el momento de la conversión: habrás ganado o perdido un cliente o un prescriptor.
Como vemos, la estructura de planteamiento, nudo y desenlace es fundamental si queremos que nuestro relato funcione. La división en tres actos nos permitirá llevar a nuestra audiencia al punto que deseemos, siempre y cuando todos los elementos sean coherentes y funcionen entre sí. Si queremos que nuestra historia logre persuadir, es importante que controlemos la evolución del protagonista. Para ello, debemos tener nuestro objetivo claro desde el principio. Si no sabemos construir buenas historias, lo mejor es contratar a un profesional que nos asesore.
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Hola Lucia, así mismo es para crear una marca de accesorios como calzado e indumentaria?? Gracias desde ya!!
Soy Cecilia
Hola, Cecilia. Esta estructura te servirá para contar cualquier historia relacionada con tu negocio. Para crear tu marca con una buena base de Storytelling, te recomiendo este post: https://www.luciajimenezvida.es/relato-de-marca/
Hola Lucia gracias por este articulo tan valió que me esta sirviendo de mucha ayuda en la realización de mi tesis: También quería pedir de favor como estructurar de la mejor manera una narración con Storytellin Fotográfico, cuales son los pasos a seguir GRACIAS saludos desde Ecuador ..
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Hola Lucia, tengo un argumento de una historia de vida personal.
Y necesito que alguien me estructure el relato en un guion para novela o pelicula.
Si me asesoras podemos llegar a tener un acuerdo en cuanto a la realizacion del mismo.
Gracias.
Hola, Ale Alberto. Muchas gracias por ponerte en contacto conmigo. Si necesitas asesoramiento, quizás puedas acogerte a mis servicios de mentoring. Tienes toda la información a continuación: https://www.luciajimenezvida.es/mentoring. ¡Gracias y feliz día!
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Excelente artículo Lucía, claro y contundente. Y debo confesarte quien también me parece buenísima tu descripción en Acerca de. Gracias por lo que compartes. Te saluda un apasionado de temáticas como esta. Ernesto
Muchas gracias por tus palabras, Ernesto. ¡Es un placer recibirlas de alguien que también sabe de lo que habla! Un saludo.